Si bien, la desmaterialización de la obra de arte se viene manifestando en cuerpo y alma desde el siglo pasado, los fenómenos tecnológicos, aceleran este proceso de intangibilidad; las ideas plasmadas están en el aire, la música esta en el aire, junto a las imágenes y al concepto, que omnipresente viaja en cómodos habitáculos deslizados por carreteras usb, el discurso se corporiza, se subjetiva, se agranda, se achica, toma forma de artista, art dealer, curador, historiador, galerista, marchand, mecenas (muy, pero muy pocos) todos encimados en un lugar delimitado, "campo artístico", como supo denominar el sociólogo francés Pierre Bourdieu, de modo que todo lo que allí ocurre responde a patrones de movimientos "habitus", conocido más vulgarmente como hecho artístico, esto incluye múltiples posibilidades como: matar de hambre a un perro atado en una galería de arte, someterse a cirugías estéticas televisadas para varios países en simultaneo, masturbarse bajo una rampa, auto flagelarse y la lista sigue; mientras tanto, la producción artística, que detenta un espacio de legitimación en la cadena de recursos, se ve en muchos casos atravesada por un vaciamiento, en un intento estéril de despersonalizar la propia impronta.
En relación a esta problemática los canales de circulación de la obra de arte, se multiplican en diferentes direcciones, integrados en un mundo global, virtual, y efímero.
Entonces un blog, un sitio web, una microonda, una brisa de vida virtual,en ocasiones; puede arrastrar mensajes encriptados, expresiones genuinas del artista, que sublima demonios a través de su arte, construyendo espacios en este paraíso recalentado y pauperizado, asumiendo el riesgo de la creación, que conlleva consigo el vacío. Las certezas se sientan en la primera fila de grandes subastas en las que se negocian a precios abultados los objetos que sobreviven a la era concepto-virtual, lejos del riesgo estético, más cerca de la fantasía.
En este momento y contexto, es esta marea de sucesos que nos dejare la post-modernidad, estamos haciendo Arte.
En un puro acto de Fe.
Ariel Busico